Comentario
Entre 1939 y 1945 no sólo se transformaron intensamente las relaciones entre los pueblos, como consecuencia directa o indirecta de la guerra. También se fueron reduciendo las posibilidades de no comprometerse en el conflicto hasta límites poco frecuentes.Todo contribuyó a ello: las concepciones estratégicas que se impusieron, y, sobre todo, el papel del bloqueo, la amplificación de escenarios y la progresiva movilización de la opinión pública.Los beligerantes sabían que debían contar con recursos materiales y logísticos que estaban más allá de sus propias fronteras y que cualquier cambio de actitud en los países neutrales podía alterar significativamente la balanza de fuerzas. Por ello, a medida que intervenían los grandes Estados, las presiones sobre los más pequeños se intensificaron, hasta el punto de que, al menos en el continente europeo, la práctica de una estricta neutralidad se convirtió en algo imposible.